por Santiago Pérez Chiconi
Empeñadas en no dar por perdida la batalla contra la piratería, las discográficas han lanzado una fuerte ofensiva para limitar al máximo las descargas de discos subidos por internet a servidores gratuitos como Rapidshare, Megaupload o Mediafire. En los últimos meses se eliminaron una gran cantidad de enlaces de esos sitios donde se alojaban álbumes recientemente lanzados. Por eso, aquellos que en lugar de romper el chanchito preferían buscar en la red todopoderosa lo último de Andrés Calamaro o Divididos se llevaron una desilusión. Los sellos discográficos iban a tomarse revancha algún día.
Lograr bajar el flamante CD de Andrés Calamaro, “On the rock”, el “Amapola del 66” de Divididos o "El silencio es salud", disco solista de Eduardo Schmidt (Árbol), se volvió casi imposible, ya que los links duran sólo unas pocas horas hasta que son detectados e inmediatamente eliminados por los portales de descarga. Por eso, cada vez es más frecuente clickear el enlace de download y encontrar solo la leyenda “este archivo ha sido eliminado por infringir la ley de copyright”. Esto se percibe mucho más fuerte en los discos de rock nacional, ya que sólo se pueden hallar en comunidades virtuales, blogs argentinos o de países limítrofes. Mientras que, si se trata de bandas internacionales, los CD’s son subidos a infinidad de páginas de distintos países del mundo, complicando la tarea de rastrillaje que mandan a hacer los sellos discográficos para borrar esos links. A eso se debió que el último trabajo de estudio de Slash pudiera conseguirse más fácilmente en la web.
Cuando a finales del año pasado las discográficas comenzaron a hacer sentir el rigor de su política “borra-links”, los miembros de comunidades virtuales y comentaristas de blogs empezaron a aconsejar disfrazar el título del disco en el nombre de los archivos subidos –poner solo las iniciales del artista y CD- para dificultar esa tarea. Pero esa técnica ya no basta para burlar a los sabuesos cibernéticos, dado que desde hace poco los sellos no sólo realizan el relevamiento a partir del nombre de los archivos alojados en los servidores, sino que van directamente al blog o página de origen donde se encuentran los enlaces.
Ésta política provocó en el último tiempo un cierre masivo de sitios dedicados al sube y baja de discos y videos de bandas, entre ellos el genial sitio de origen chileno “Discotheke”, donde se podían encontrar innumerables álbumes y shows de una amplia gama de artistas de rock y pop internacional y de la región, consagrados o underground.
En su posteo de despedida del 28 de abril pasado, los realizadores del sitio daban la noticia a los miles de seguidores y justificaban la decisión ante “la persecución a la que hemos sido sometidos y las enésimas borradas de nuestro blog”, por parte de las discográficas. No obstante, aún se pude ingresar al blog y descargar lo subido durante sus años en actividad, una colección que va de discos no editados e inconseguibles en la Argentina, hasta recitales completos en video de las bandas que se presentaban en los grandes festivales europeos como Glastonbury o Reading.
Mientras tanto, el sistema de descargas de música legales y pagas desde sitios como I-Tunes continúa creciendo en Estados Unidos. En la Argentina ese mecanismo casi no se utiliza y el público se sigue volcando a los métodos “por izquierda”, a los que se acostumbró durante años por haberlos tenido al alcance de un solo click. Aunque cada vez se le complica más.
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