Con disco bajo el brazo, volvió Stone Temple Pilots

por Santiago Pérez Chiconi

Con un disco que lleva el nombre de la banda, los Stone Temple Pilots vuelven revitalizados y entregan un trabajo fiel a su hard-rock ganchero con riffs contundentes y estribillos coreables, que justifica ampliamente la reunión del grupo. A dos años de haber anunciado su regreso a los estudios de grabación, la banda encabezada, la banda encabezada por Scott Weiland vuelve a tomar carrera en la escena rock para arremeter radios y fanáticos.

Los Pilots tuvieron fuerte impacto ya desde su debut, a mediados de los noventa, con su álbum “Core” (1993), pero fueron resistidos por una buena cantidad de críticos. Los tildaron de “oportunistas” por haber sido los últimos pasajeros que se subieron a ese colectivo musical denominado “grunge” y por su sonido demasiado deudor al rock pesado de los setenta. El público, en tanto, hizo caso omiso a esos cuestionamientos y cayó rendido ante esas canciones accesibles y redondas, como certifican los millones de cd’s que vendieron en aquella década. Conforme fueron pasando los años la vitalidad fue decayendo y en 2001 ingresaron en un paréntesis. Durante ese hiato Weiland sacó un disco solista para el olvido y luego se convirtió en el cantante de Velvet Revolver, integrada además por tres ex Guns N’ Roses(Slash, Duff McMcKagan y Matt Sorum).Tras dos discos con Slash y compañía, anunció en 2008 el retorno de STP, que fue acompañado por una gira que ese mismo año los trajo a la Argentina en el marco del festival Pepsi Music.

Ahora, el conflictivo cantante, junto a los hermanos Dean y Robert De Leo (guitarra y bajo, respectivamente) editan una nueva colección de canciones que no se alejan demasiado a su sonido de siempre y, quizas por eso mismo, resultan altamente disfrutables. El CD arranca con el tema que está sonando en las radios, “Between the Lines”, típica entrega rockera de los STP, que no arriesga demasiado, tal como piden los sellos discográficos para los cortes de difusión. Sigue “Take A Load Off”, en la misma línea pero con un riff inicial y un estribillo superior al track antecesor. Enseguida nos depositan en la húmeda y calurosa Nueva Orleans con el entretenido hard-blues “Huckleberry Crumble” y luego nos hacen mover la cabeza con “Hickory Dichotomy” y un Weiland cantando el track con un aparente desinterés a lo Iggy Pop en “I’m Bored”. La quinta canción del CD, “Dare If You Dare”, posee una muy buena intro y explota con un estribillo que tiene la misma progresión que la legendaria “All The Young Dudes” de David Bowie.

"Cinnamon” con sus “yeah" y "come on” perfectamente ubicados en el estribillo, es puro pop para los estándares de STP, aunque de inmediato se endurecen y le golpean la puerta a Zepellin y Purple con el setentoso “Hazy Daze”. Se autoplagian en “Bagman” y levantan la puntería con “Peacoat”, gracias al solo de viola del mayor de los De Leo. La rutera “Fast As I Can” se destaca, mientras que para el tramo final del álbum los Pilots se animan a ubicar los temas que se alejan más de su sonido característico. Así bajan un cambio en “First Kiss on Mars” que nos vuelve a hacer recordar al Bowie de los tempranos ’70, no sólo por la mención a Marte del título, sino también por como Weiland calca el registro vocal del Duque Blanco. Bajan dos cambios más con otro buen tema, la balada “Maver”, donde un piano de fondo se cuela entre la guitarra y la batería. El bonus track “Samba Nova” nos hace pensar que STP se mete con la música brasileña y, efectivamente, se trata de una canción de tono calmo y con aires de bossanova, donde Weiland nos susurra y que sirve como un buen cierre para el disco. Frente a la difícil prueba de retornar a la escena con un trabajo a la altura de su trayectoria, los STP salieron victoriosos. Como nos muestra el gesto de la tapa del CD.

Foto 1: rockandrollarmy.com

Foto 2: cdn.cucharasonica.com