viernes, 2 de julio de 2010

El apetito que se comió los '90

por Santiago Perez Chiconi
Apettite for Destruction fue sin discusión uno de los discos más impactantes de la historia del hard-rock y trascendió, en parte, gracias a las inolvidables “Welcome to the Jungle”, “Sweet Child O’ Mine” y “Paradise Citiy”. Aunque también sobresalieron -siguen formando parte de sus conciertos- “Nightrain”, “Mr Brownstone”, “It’s So Easy” y “Out Ta Get Me”. Pero el track que cerraba esta obra maestra, "Rocket Queen", fue la muestra más clara del talento de Axl Rose y compañía. Fue un aviso de que ellos eran bastante más que un grupito que pegaba unas buenas canciones y que llegaban a la escena musical para convertirse en una banda fundamental que podía proyectar su sombra durante varios años, como terminó sucediendo.

“Rocket Queen”, era casi una suite (que extraño es utilizar un término de música clásica para describir el sucio y violento rock de aquellos Guns N´ Roses) de más de seis minutos de extensión con intrincados cambios de ritmo que reflejaba la versatilidad de la banda, que se animó a adentrarse en terrenos más complejos que otros gigantes del rock duro como AC/DC y Aerosmith evitaron.
La canción se inicia con un compás de batería y la irrupción de un riff de guitarra genial articulado por Slash que se corta cuando Rose comienza a cantar. Luego estalla el “Here I Am…” del estribillo y llega el climático solo slide ubicado justo en el medio de la canción, hasta que se retoma el estribillo. De pronto la batería cambia bruscamente de ritmo, acompañada por nuevo lick, y se produce un vuelco notable en la canción. Asoma una voz más calma de Rose con el delicado punteo de Slash de fondo y de ahí se inicia lo que parece otra canción. Enseguida el vocalista lleva su voz a esas alturas que pocos pueden alcanzar (al entonar el “No one needs the sorrow”) y la coda del tema pasa a convertirse en el momento sublime, con el carismático cantante abalanzándose a las líricas como poseído, con la capacidad de ponerle la piel de gallina a cualquier escucha. El monumental solo de guitarra del genio de la galera y el cigarrillo pone una breve pausa a la voz, hasta que el front man de la banda retoma con las líneas finales (“All I ever wanted, Was for you, To know that I care”), sosteniendo la ultima vocal hasta el límite de lo imposible.
No deja de provocar una mueca de satisfacción el hecho de que la gran cantidad de personas (sobre un total de más de 20 millones) que compraron el disco por "Sweet Child..." hayan escuchado al menos una vez en sus vidas semejante tema. Y como si la calidad por si sola de la composición no alcanzara, "Rocket Queen" la canción además encierra un aura proporcionado por la leyenda –confirmada hace poco por el productor del disco, Mike Clink- acerca de que los gemidos de mujer que se escuchan durante el primer solo de guitarra no solo fueron reales, sino también captados en el estudio de grabación, mientras Axl tenía sexo con la novia del baterista de la banda, Steven Adler, aprovechando que el resto de la banda estaba ausente.
Los Guns ofrecieron en este disco algunas de sus canciones más famosas, pero “Rocket Queen” es una de las favoritas de los fans de la banda, quienes la reconocen como uno de los puntos creativos más altos de la breve pero intensa carrera de los “forajidos” de Los Ángeles. Por eso vale la pena destacarla por encima de todas las demás, escuchadas hasta el hartazgo. Afortunadamente, Axl la rescató para la actual gira que encara con una renovada banda y se la pudo escuchar durante el show en el estadio de Vélez en marzo pasado.

Foto 2: theradreport.com

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