por Pablo Sieira
La sapiencia virtual de la "wiki" dice que a Manal se los comparó con Cream o The Jimmy Hendrix Experiencie por su formación como trío. Aunque muscialmente también se los puede colocar en la misma repisa que ocupan los power trío extranjeros. El contenido de su primer álbum, "Manal", lo demuestra. Con el blues como nave insignia, las canciones de este disco también se asoman al jazz y la psicodelia. Este LP fue lanzado por el primer sello discográfico dedicado al rock nacional, Mandioca, y se trata de una de las gemas de la música popular argentina.
Una guitarra muy propia de los tiempos de la psicodelia da inicio al histórico "Jugo de tomate frío", primer corte del disco. Un blues en el que Claudio Gabis arrolla con su viola y su armónica (sí, el hombre tocaba ambas) acompañado por la voz áspera de Alejandro Medina y la batería de Javier Martínez. Tocando el boton "Siguiente" del reproductor, se llega a "Porque hoy nací", una canción lúgubre y envolvente debido al teclado que la acompaña, al cual luego se le suma otro, más al estilo de Ray Manzarek.
El mejor aire jazzístico del disco llega con "Avenida Rivadavia" y tal vez con "Informe de un día", particularmente por el trabajo de Martínez y el de Medina, en los teclados, y por la maravillosa jam session que realizan en el último cuarto del tema. Se trata de una canción cuya letra no es ni más ni menos que una larga reflexión sobre los vacíos de la vida, aunque deberían abstenerse quienes busquen aquí alguna escuela filosófica clásica: esto es rústico e intocable.
Otro clásico que figura en la lista de "Manal" es "Una casa con diez pinos", una oda a la pacífica vida lejos de la ciudad, un imaginario retiro permanente a un bosque al mundano jardín trasero de cualquier casita suburbana. "Necesito un amor" es el tema final de esta obra de Manal, tal vez por eso es poco pretencioso y tan sencillo como una despedida circunstancial. Y es que no se trata de un disco para escuchar una sola vez.
Este trío que en un principio fue bautizado por el público como Ricota (analogía paródica de Cream) dejó un escaso registro cuantitativo de su paso por el rock nacional, apenas dos LP de estudio y un puñado de recitales. Pero la calidad de su música le seguirá valiendo una medalla que la destaca entre los fundadores del rock local.
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