Y sí. Slash parece haberse cansado de ser invitado en diversos discos y bandas y, por eso, a su nuevo disco le puso su nombre y ya. Eso no significa que haya estado solo en la realización de este trabajo de estudio, donde el ex guitarrista de Guns n' Roses vuelve a sus raíces y a sí mismo. Para ponerle voz a las 16 canciones contó con algunas participaciones ilustres (y otras no tanto) que van desde Ozzy Osbourne a Adam Levine, de Marron 5, pasando por Fergie e Iggy Pop. Con algunos temas de rock intenso bien adornado con las seis cuerdas del virtuoso músico y otros tantos "pelotazos", el disco permitió además la reunión con algunos de sus ex compañeros de la histórica banda.
Luego de haber formado Slash Snakepit (junto a todos los ex Guns, menos Axl) y Velvet Revolver, el guitarrista de la eterna melena y la galera editó este album de 14 temas que, en su edición para Latinoamérica, incluye dos bonus tracks. De más está decir que los solos a toda velocidad de la Les Paul de Slash tienen un rincón en cada uno de los cortes del disco. Basta escucharlo una vez para sorprenderse con la actitud que demuestra la pulposa cantante Fergie, de Black Eyed Peas, cuyo registro de voz es el que más recuerda al de Axl Rose. Resta disfrutar de las particiapciones de Ian Atsbury (The Cult) y Ozzy Osbourne, aburrirse con Chris Cornell (Soundgarden y Audioslave) y Adam Levine (Maroon 5) y destacar el esfuerzo de Lemmy Kilmister (Motorhead) en un tema con pocas sorpresas.
Quien escucha el álbum por primera vez se encuentra con "Ghost", junto Ian Atsbury y al ex guitarrista de Guns n' Roses Izzy Stradlin. Es un corte de rock intenso que, de movida, parece recordarle al oyente de quién es este disco, debido al sonido punzante que marca la guitarra de Slash. Le sigue "Crucify the dead", que recuerda por momentos a las baladas de las buenas bandas de heavy metal de los '80. Por eso, a la hora de ponerle voz, no podía ser otro que Ozzy el indicado.
Fergie goza de una de las mejores participaciones en "Beautiful dangerous", tal vez por la sorpresa que genera escucharla tan bien en un estilo tan distinto al de Black Eyed Peas. "Back from call", junto a Myles Kennedy, tiene fuerza pero lejos está de destacarse a pesar del buen trabajo vocal del cantante de Alter Bridge. El tema "Promise", en el que canta Chris Cornell pone una pausa pero sin ninguna sorpresa. No así con "By the sword", un interesante heavy blues bien logrado por la guitarra de Slash y la voz de Andrew Stockdale, de Wolfmother.
A este respetable track le sigue la interminable y aburrida balada "Gotten", junto a Adam Levine. La crítica desalentadora no tiene nada que ver con que se trate del cantante de una banda que nada tiene que ver con el estilo de Slash. Basta escucharlo para notar que es un tema que está de más. "Doctor Alibi" es un hard rock que tampoco presenta nada nuevo, pero cuenta con ese talento irreprochable de Lemmy Kilmister para ponerle kilos de violencia a cualquier canción. Luego sigue el rítmico "Watch this" donde confluyen los talentos del ex bajista de los Guns y Velvet Revolver, Duff McKagan, el baterista Dave Grohl (Nirvana y Foo Fighters) y, por supuesto, Slash. Recomendable para quines disfruten de las ostentosas exposiciones guitarrísticas.
Kid Rock sorprende en "I hold on", pero por lo soso del tema que le fue reservado. En cambio, "Nothing to say", con M. Shadows de Avenged Savenfold, es un tema de metal bien logrado. Le sigue otro pelotazo "pop" con Myles Kennedy titulado "Starlight", otro menos aburrido con el guitarrista y vocalista Rocco de Luca, y finalmente un Iggy Pop al borde del retiro en "We're all gonna die".
Para cerrar el disco aparece un bonus track que consta de una reversión de "Paradise city" junto a Fergie y Cypress Hill, bastante entretenido, y un rock and roll elécctrico junto a Alice Cooper, Nicole Scherzinger (Pussycat Dolls), el bajista Flea (Red Hot Chilli Pepper) y otro ex Guns, el baterista Steven Adler.
El disco tiene sus puntos altos, pero también tiene algunos bajos y otros que van a parar al sótano. Cierto es que el hecho de que sea el álbum de Slash lo vuelve recomendable. Pero sólo por eso. Aunque hay que destacar que el virtuoso guitarrista se tenía más que merecido darse el gusto de hacer un trabajo de estudio a su antojo. En ese sentido, lo hizo bien.
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