por Pablo Sieira
Johnny Cash fue mucho más que un músico country. Fue el hombre que supo cantarle a los desposeídos, los marginales, los criminales, los condenados, los desgraciados y tantos otros a los que la "gente bien" calificaría como parias. A nueve años de su muerte, la marca que Cash dejó en la música se mantiene indemne y sobrepasa al género campirano que tan bien supo interpretar y reinventar. Su voz profunda, su aspecto de hombre sufrido, recio y misterioso, y su insistente ropa oscura, que le valió el apodo de "El Hombre de Negro", son apenas detalles de un hombre cuya complejidad lo llevó del éxito al subsuelo de su propia alma y de allí a la gloria.
El camino que Cash recorrió desde el 26 de febrero de 1932, en la ciudad de Kingsland, Arkansas, hasta el 12 de septiembre de 2003, en Nashville, Tennessee, es largo y lleno de baches. Lo que se conoce con certeza es la frase: "Hello, I'm Johnny Cash". Este simple saludo que convirtió en muletilla en cada una de sus presentaciones, lo inmortalizará en la historia. Pero las huellas más duraderas de su paso por la música popular serán dejadas por su amplio repertorio. Desde el rockabilly y el rock and roll de discos como "Johnny Cash with His Hot and Blue Guitar " (1957) o "The Fabulous Johnny Cash" (1958) al neo country de "Wanted Man" (1994), hay algunos trabajos que pueden (no deben) ser obviados. Pero a lo largo y ancho de su discografía se encuentran canciones maravillosas.
La vida profesional del artista está marcada por los clásicos que le valieron su salto a la fama. Obras como "Folsom Prision" hacen que escuchar a Cash valga la pena. Ese ritmo country árido y polvoriento trae en la voz del Hombre de Negro la historia de un preso que le disparó a un hombre "sólo por verlo morir" y que ahora imagina a gente rica comiendo, "tomando café y fumando grandes cigarros", y eso lo tortura. Otras, como "The Man in Black", pintan un retrato de su autor. Cash habla aquí de su característica rvestimenta, del por qué viste de negro. "Visto de negro para los pobres y los derrotados, que viven en la desesperanza, hambrientos y apartados. Lo uso el prisionero que pagó con creces por su crimen pero está ahí porque es uina víctima de su tiempo", afirma el cantautor en la letra de este tema.
Canciones como éstas le valieron su fama no sólo entre los amantes del country, sino también entre los vagabundos, los traicionados, los excluídos y los convictos. Esta influencia trascendió a la época de esplendor de Cash y llegó a los tiempos modernos, donde raperos como Snoop Dog dedican canciones como "My Medicine" a Johnny Cash, "el verdadero gangster americano". Y es que no son pocos los que lo consideran el precursor del "gangsta rap".
Pero no sólo allí caló hondo su carrera musical, ya que artistas desde Bob Dylan, pasando por Norah Jones, a Willie Nelson, han demostrado que Cash les tocó un nervio alguna vez. Todos ellos, junto a figuras como Wyclef Jean y U2 le rindieron homenaje en 1999 con un concierto que reafirmó aquello de que "los homenajes se hacen en vida".
La vida personal de Cash es un poco más compleja. Al retornar de la guerra contra Corea, el músico se casó con Vivian Liberto, una antigua novia con la que tuvo 4 hijas y llevó 12 años de vida conyugal con altos y bajos. Si bien esa es la característica de todo matrimonio, aquí los bajos crecían a la par de la popularidad de Cash, quien quedó deslumbrado con la cantante June Carter, con quien mantuvo al menos siete años de relación extramarital, hasta que decidió divorciarse en 1968.
Carter, con quien compartió giras y escenarios, fue de suma importancia en la vida de Johnny Cash. La muchacha fue quien más se resistió al romance prohibido que le proponía el Hombre de Negro, tal como quedó reflejado en la película "Johnny and June" (2005). De hecho, la canción "Ring of Fire", popularizada por Cash, fue una composición de la cantante inspirada en esa disyuntiva entre someterse a la atracción que sentía por Cash o alejarse por "temor a su estilo de vida", según contó años después.
Ese estilo de vida no era un dato menor. Su adicción a la heroína, las anfetaminas y la metadona le ocasionaron estragos personales y físicos. De hecho, en 1967, y luego de haber mantenido varios roces con la ley a causa de su dependencia de las drogas, Cash decidió dejarse morir en una cueva lindera al río Tennessee.Tal vez allí hubiera terminado su historia si June Carter no hubiera salido a buscarlo, lo que ayudó a Cash a decidir su desintoxicación y su divorcio de su primera esposa, para casarse con su compañera de ruta. Con ella vivió hasta su muerte en mayo de 2003. Antes de cumplirse cuatro meses del fallecimiento de su mujer, el 12 de septiembre del mismo año, Cash murió víctima de su diabetes, a los 71 años.
Es cierto que esta nota debió ser publicada al cumplirse exactamente siete años de la muerte del artista. Sin embargo, su retraso puede ser también una extravagante forma de rendirle homenaje a Johnny Cash, quien en sus mejores años de rebeldía y hostilidad, hubiera llegado tarde a su propio funeral. Es que los artistas más creativos suelen ser despistados, conflictivos e impuntuales.
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