por Santiago Pérez Chiconi
Luego de conocerse la lamentable noticia de la muerte de Gary Moore, Desenchufados homenajea al guitarrista irlandés con un repaso de su obra cumbre, “Still Got The Blues”, el disco que editó en 1990 y que
recibió el título de la canción homónima que lo convirtió en una placa digna de ser recordado. Tras haber integrado brevemente el legendario grupo de hard rock Thin Lizzy a mediados de los '70, Moore inició a fines de esa década una carrera solista que paseó por el rock melódico y el soft metal. Pero fue con este disco cuando dio un intenso vuelco a su carrera y así logró acrecentar su fama mundial y, por sobre todo, hallar su lugar definitivo en el ámbito de la música como guitarrista y compositor de blues.
El álbum, que contó con las colaboraciones estelares de George Harrison, Albert King y Albert Collins, salió a la venta en marzo de 1990, con una portada donde un pequeño Moore tocaba una Gibson sentado en la cama de su cuarto con un poster de Jimy Hendrix a su espalda. Quizás, uno de los mayores logros de este trabajo del violero irlandés fue haber presentado un puñado de temas de blues concisos y gancheros, bajo el formato tradicional de canción, permitiendo de esa forma acercar el género a un público ajeno a ese tipo de música.
El inicio del disco era con la más rockera de todo el álbum, “Moving On”, un tema ideal para escuchar mientras se conduce un auto y que es imposible no seguirlo moviendo la cabeza. Más blusera era “Oh Pretty Woman”, otras de las más destacadas, con esos hermosos solos y fraseos virtuosos que emanaban de los dedos de Gary.
Esta da paso a “Walking Myself”, un clásico de 1956 de Jimmy Rogers, convertido aquí en un contagioso rhytmhn and blues con armónica y los destacados pasajes de viola a cargo de Moore. El cuarto track era “Still Got The Blues”, la balada blusera perfecta que alcanzó la categoría de hit y gran difusión radial, gracias a esa conmovedora intro de guitarra que quedará en la eternidad y a la sentida voz que le imprimió Gary.
El ritmo vuelve a acelerarse con “Texas Strut”, que nos miente con esa clama intro que de inmediato explota en un rhytmhn and blues y nos invita a bailar y hacer la air guitar para imitar los solos de este notable violero. Promediando el disco llega el hermoso homenaje a B.B. King en “King Of The Blues” que Moore canta como si estuviera relatando la biografía del legendario guitarrista de Mississippi. La gran intro de guitarra y los instrumentos de vientos terminan de dar un marco perfecto a uno de los mejores temas del álbum.
De allí en más, se suceden la reposada y melancólica “As The Years Go Passing By”, otra de similar tónica, “Midnight Blues”, y la más animada y popera “That Kind Of Woman” junto al ex guitarrista de The Beatles. Si bien gran parte de lo mejor de su carrera se encuentra encerrado en este “Still Got The Blues”, vale la pena también curiosear otros trabajos de Moore, ya que si no se perderán gemas como “Parisienne Walkaways”, el tema que grabó en 1978 y que rescató años después en el disco en vivo “Blues Alive” de 1993, con una versión antológica.
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