Cinco balazos no pudieron matar a una leyenda. Esos cinco disparos efectuados por Mark Chapman el 8 de diciembre de 1980 acabaron con la vida de John Lennon, pero no con su obra, con la bruta herencia que le dejó a la música popular y con la marca que estampó en toda una generación de manera tan contundente, que llegó a las que le siguieron. Lennon influyó con su talento compositor a miles (tal vez millones) de músicos y fue un activista político fundamental para la consigna de "Paz y Amor" que predicaban numerosos sectores sociales a fines de la década del 60 y que él logró desparramar mundialmente con sus canciones y acciones.
Dos meses antes de ser asesinado por Chapman, Lennon había cumplido 40 años. Nació el 9 de octubre de 1940 en la ciudad de Liverpool, esa metrópoli británica que parió a los Beatles para el deleite de todo melómano. La inmaculada dupla que John integró con Paul McCartney en esa banda, en la que los acompañaban Gearge Harrison y Ringo Starr, lo inmortalizó. No hay disparo de loco que pueda eliminar la importancia trascendental de la obra de los Beatles ni de la de Lennon. Sí, es posible separar a uno de otro.
Es que existe un John Lennon detrás de la mítica banda, un hombre cambiante que supo reinventarse varias veces sin hipocresía alguna, pues se mostraba convencido de que el ser humano puede evolucionar hacia algo mejor. La prueba de ello la dio con los mensajes de cambio que enviaba envueltos en música. Claro que cantar por la paz, la unión y el amor puede parecer ingenuo, idealista y, a esta altura, hasta inútil. Pero Lennon no lo creyó así, por eso insistió.
Música aparte, él mismo era la prueba viviente de qué tanto puede cambiar una persona. En 20 años de trayectoria, pasó de ser un joven altanero, peleador, más interesado en ganar dinero que en componer una obra majestuosa, a ser un artista comprometido con la realidad social y política que lo rodeaba y también más espiritual. Tras la disolución de los Beatles, Lennon llevó a cabo la célebre "Encamada por la Paz" junto a su esposa Yoko Ono, acusada hasta el cansancio de haber sido la causante de la ruptura de la banda. El cantante se mantuvo indiferente a esas críticas y encaró junto a su pareja esa bofetada de protesta contra la Guerra de Vietnam en el Hotel Hilton de Amsterdam y luego la repitió en el Hotel Queen Elizabeth de Montreal. En este segudo episodio, Lennon le regaló a la posteridad un himno contra la lucha armada: "Give Peace a Chance".
En 1971, en Michigan, Estados Unidos, también dedicó la canción "John Sinclair" a un activista y poeta con ese nombre que cumplía una pena de diez años de prisión por vender dos porros. Un año después, se solidarizó y apoyó al Ejército Republicano Irlandés Oficial (IRA, en inglés), luego de que 27 manifestantes fueran asesinados por las fuerzas armadas republicanas durante una marcha de la Asociación por los Derechos Civiles de Irlanda del Norte.
Mark Chapman, el hombre que le arrancó un pedazo a la cultura popular, sigue preso en la Correccional de Ática, Nueva York, a pesar de que su sentencia inicial caducó hace diez años. En septiembre último la Justicia le negó por sexta vez la libertad condicional. Todos siguen sin entender por qué asesinó a John Lennon, a quien alguna vez había admirado. La única explicación que dio el homicida fue que sintió la necesidad de matarlo porque lo percibió como un hipócrita. Por eso fue a esperarlo a la entrada del Edificio Dakota y le asestó cuatro balazos por la espalda y uno por el hombro. Se puede matar a un hombre, pero no borrar sus pasos por esta tierra. Y menos cuando la huella es tan grande.
Parece una doble ironía que el criminal que asesinó fríamente a Lennon, esté prisionero en "Attica State". La misma cárcel a la que John escribe un tema para su álbum de 1972 "Some time in New York", donde manifiesta las injusticias que allí se cometen contra los prisioneros.
ResponderEliminarDe todas maneras esta doble ironía es además una paradoja que se cumple como el principio físico de "luz +luz = oscuridad". "Injusticia + injusticia = justicia". 30 años después, Lennon sigue vivo en toda alma que crea que hay un HOY y un MAÑANA. Mientras hiede, se pudre y desvanece lo que quiso matarlo, Él Amanece.
Parece una doble ironía que el criminal que asesinó fríamente a Lennon, esté prisionero en "Attica State". La misma cárcel a la que John escribe un tema para su álbum de 1972 "Some time in New York", donde manifiesta las injusticias que allí se cometen contra los prisioneros.
ResponderEliminarDe todas maneras esta doble ironía es además una paradoja que se cumple como el principio físico de "luz +luz = oscuridad". "Injusticia + injusticia = justicia". 30 años después, Lennon sigue vivo en toda alma que crea que hay un HOY y un MAÑANA. Mientras hiede, se pudre y desvanece lo que quiso matarlo, Él Amanece.