por Santiago Pérez Chiconi
Hace más de 23 años, específicamente el 17 y 18 de marzo de 1987, The Cure tocó en la Argentina por primera y única vez, en dos legendarios conciertos brindados en la cancha de Ferrocarril Oeste, que aún son recordados no sólo por la performance de la banda sino por los serios incidentes que se desataron dentro y fuera del estadio, que dejaron el saldo de una treintena de heridos. Sobre lo ocurrido en aquellas dos escandalosas noches aún circulan rumores jamás comprobados y tantas versiones como personas que asistieron. Lo cierto es que esos hechos calaron hondo en la banda liderada por Robert Smith, que pese a mantenerse en actividad durante todos estos años e incluso habiendo concretando una vista a Brasil en 1996, jamás volvió a pisar suelo argentino. No obstante, las decenas de miles fans de aquí –que en su mayoría no estuvieron en aquellos lejanos shows en Ferro- aún no pierden la esperanza de poder algún día ver en vivo y en directo la cabellera revuelta y los labios pintados de Smith.
Durante los inestables años 80, iniciados bajo la dictadura y luego atravesando severos problemas económicos e inflacionarios, la Argentina prácticamente no había recibido la vista de bandas internacionales relevantes. Fue así que provocó un sismo en el público rockero argentino la confirmación a comienzos de 1987 de la llegada de The Cure, el grupo más importantes del mundo en aquel momento. La banda dark por excelencia aterrizaba en el país tras haber dado un giro pop a su sonido con el disco “The Head on the Door” que traía los gigantescos hits “In Between Days” y “Close to Me”.
Había que remontarse a 1981 para volver a encontrar la vista de una banda que atravesaba un buen momento artístico, cuando Queen hizo dos shows en el estadio de Vélez. En 1985, Yes también había llenado el José Amalfitani, pero vale admitir que el grupo de rock sinfónico había visto transcurrir sus mejores días a principios de los '70.
Con una expectativa exorbitante flotando en el ambiente, finalmente llegó el ansiado 17 de marzo y el público argentino -que había agotada las entradas- se trasladó al estadio del barrio de Caballito para vivir lo que en principio iba a ser una fiesta, una noche para darse un placer inédito hasta aquel entonces.
Lamentablemente, los hechos no iban a desarrollarse como todos esperaban. Cuando faltaban pocas horas para iniciarse el primer show, en las inmediaciones de la cancha una gran cantidad de personas sin entradas comenzaron a violar los controles de acceso al estadio ingresando por techos, paredes y alambrados laterales. Los intrusos chocaron con el operativo de seguridad y la situación comenzó a violentarse. La productora encargada del concierto -al mando de un todavía inexperto Daniel Grinbank, quien luego reconoció que el evento fue pésimamente organizado- había contratado seguridad privada desarmada, sólo asistida por perros.
Tras la colada generalizada, los desmanes se trasladaron al interior del estadio, donde una gran cantidad de gente comenzó a romper los alambrados y a pasarse desde las tribunas al campo. Armados con púas de metal, palos, piedras y cinturones, los vándalos que intentaban entrar redoblaron la presión y los encargados de seguridad les acercaron los perros, que fueron duramente golpeados y algunos asesinados a golpes o quemados, según relató el vocalista de The Cure. Algunas versiones nunca corroboradas señalan que un vendedor de panchos murió de un infarto al ver como una horda de descontrolados le saqueaba y destrozaba su stand.
Con los ánimos un poco más calmados y las instalaciones superpobladas, finalmente The Cure salió al escenario e iniciaron el concierto con “Shake Dog Shake”. Pese a haber sido opacado por los violentos episodios ocurridos, el recital fue de gran nivel, con un muy buen listado de temas y un juego de luces nunca visto en el país. De todos modos, siempre se rumoreó que Smith quedó shockeado con lo que vio en aquellas noches y tomó la decisión de no volver jamás a la Argentina, algo que nunca se corroboró.
Varios años después, en una entrevista, Smith recordó: “En la Argentina alguien murió por culpa de un show nuestro, pero fue afuera del estadio. Los edificios temblaban y los promotores vendieron entradas de más sin sospechar que éramos tan populares. Hubo una especie de motín y asesinaron a un vendedor de perros calientes. Y enseguida hubo perros calientes de verdad, porque la gente les prendió fuego a los perros de policía que les tiraron encima. Fue la única vez en que me asusté en serio con lo que The Cure podía llegar a provocar. Tardamos tres horas en llegar al estadio, escoltados por policías que desenfundaban sus armas y disparaban al aire. Nos encerraron en los sótanos del estadio mientras esperábamos para empezar y los baños no funcionaban y olía a quemado y se oían sirenas y pensé que no íbamos a salir vivos de allí”. Dijo además sentir que sintió que estaba “en Beirut” en lugar de Buenos Aires y que nunca olvidará su sensación de alivio al regresar al hotel.
Si bien no todo lo relatado por el vocalista fue comprobado con autoridades locales, de aquellas jornadas se desprendieron otras leyendas, algunas al borde del ridículo. Como la que señala que el público que se ubicó cerca del escenario sufrió mareos y vómitos debido a que la banda estrenó en Argentina un sistema de sonido que potenciaba tres veces más los bajos y que le habían prohibido usar en EE.UU. y Europa.
Después de los serios disturbios del martes 17, en la noche siguiente la Policía se hizo presente en el estadio y desplegó un amplio operativo de prevención que incluyó carros de asalto, oficiales montados y una gran cantidad de vallas en los alrededores. Nuevamente un grupo de personas intentó ingresar por la fuerza y hubo enfrentamientos con los efectivos, pero no pasó a mayores.
Puertas adentro, casi llegando al final del show, cuando interpretaban “10.15 Saturday Night” una botella de plástico impacto de lleno en el rostro del guitarrista Porl Thompson, lo que provocó el enojo de Smith quien de inmediato arremetió con una furiosa versión de “Killing an Arab” y dio por terminando allí mismo el concierto. El saldo de las dos jornadas fue más que lamentable: más de 30 heridos entre civiles y policías, innumerables destrozos dentro y fuera del estadio y 137 personas detenidas.
A pesar de los 23 años de ausencia y un rumor de visita jamás concretado, la banda mantiene en la Argentina una gran cantidad de admiradores que aguardan –casi con las mismas expectativas de aquel prehistórico 1987- poder ver un concierto de The Cure.
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