lunes, 2 de enero de 2012

Los "tesoros" de Amy

por Santiago Pérez Chiconi 
Tras su abrupta muerte en julio pasado por consumo desmedido de alcohol, finalmente se público el disco póstumo de la cantante Amy Winehouse. Hablamos de Lioness: Hidden Treasures, un álbum de 12 tracks tan desparejo como necesario, armado a base de un rejunte de canciones inéditas, covers y versiones alternativas de temas propios. Sin alcanzar el nivel de lo que hubiese sido propiamente un disco suyo, esta compilado permite revivir una vez más el poderío interpretativo de Amy y ese fuego sagrado de una de las mejores y más conmovedoras voces que dio la música popular contemporánea.

La presencia de sólo dos canciones que iban a estar destinadas a su tercera placa revela que al momento de su muerte Amy no se encontraba demasiado avanzada en la composición del que iba ser su nuevo material. Entonces sus productores de siempre, Salaam Remi y Mark Ronson, capitanearon este proyecto –supervisado por su padre Match Winehouse-, encargándose de desempolvar, seleccionar y, en algunos casos, completar los temas inconclusos. Por eso, sería erróneo comparar esta placa, a la que le caería mejor la definición de “compilado”, con sus dos notables álbumes anteriores,  pese a que aquí los momentos altos no escasean.
Entre ellos podemos identificar la canción que abre, Our Day Hill Come, una versión en clave reggae del único hit que tuvieron los Ruby & The Romantics en 1963, con un sonido similar a su gran Just Friends de Back to Black. Entre los covers sobresalen además A Song For You de Donny Hathaway, que la británica dejó grabada en una sesión de 2009 con Ronson, y una simpática  toma casi improvisada de la clásica bossa nova The Girl From Ipanemma en 2002, cuando Amy era una adolescente de 18 años y recién comenzaba a trabajar con Remi.
Una de las canciones incluidas en Lioness: Hidden Treasures que Winehouse había escrito en los últimos años para su tercer disco es la gran Between The Cheats, seguramente la mejor de esta placa, un tema que recrea fabulosamente el doo wop de los ’50 con un estribillo de voces masculina que remite a Los Plateros. La otra canción que podría haber acabado en ese hipotético tercer álbum es Like Smoke, aunque es evidente que estaba a medio terminar y los productores decidieron completar las maravillosas partes de Amy con una participación del rapero Nas no del todo lograda. También se incluye el dueto que grabó pocas semanas antes de su muerte con Tony Bennet, Body & Soul, ya aparecido en el disco del legendario cantante norteamericano.
Por último, se encuentran tres tomas alternativas de canciones de su enorme segundo disco Back To Black. Y gracias a eso podemos escuchar una sorpresiva versión lenta de Tears Dry On Their Own retitulada
Tears Dry, como también un demo de Wake Up Alone, la primera canción que Amy compuso para ese disco. Además, una toma descartada de Valerie, más parecida a la versión original de The Zutons.
Lejos de alcanzar el nivel de lo que hubiese sido propiamente un disco de Winehouse, Lioness: Hidden Treasures de todos tiene el valor de hacernos llegar una última colección de canciones necesaria para saciar las ganas de más que dejó su abrupta partida aquella madrugada del 23 de julio, cuando perdió la vida en su departamento del barrio londinense de Camden a causa de una ingesta desmedida de alcohol tras pasar un período de abstinencia.
A partir de ahora la familia de la cantante y la industria discográfica deberían procurar evitar nuevos lanzamientos y reciclajes de su material para dejar descansar en paz a una de las mejores voces
de los últimos tiempos.

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