Frente a más de 60 mil personas que se concentraron en el Hyde Park de Londres, los canadienses Arcade Fire tuvieron su noche mágica al protagonizar el pasado viernes el concierto más grande de su carrera, en el marco del tramo final de la gira en la que presentaron el exitoso disco “The Suburbs”, que los convirtió en una de las pocas bandas surgidas en el nuevo milenio capaz de codearse con los grandes de la historia del rock. El concierto redondeó los últimos doce meses de vida del grupo, que se iniciaron con la llegada de "The Suburbs" al puesto número uno de los rankings de Inglaterra y Estados Unidos en la primera semana de su edición y siguieron con la serie de conciertos en el Madison Square Garden y el batacazo en los Grammy, donde se llevaron el premio mayor por el “album del año”.
Envueltas por los primeros bríos del verano boreal, miles de personas esperaban para ingresar, sentadas o acostadas en la hierba del gigantesco parque incrustado en pleno barrio de Weinminster, uno de los más acomodados de la capital inglesa. Tras los shows de los cuatro artistas teloneros, Owen Pallet, The Vaccines, Beirut y Munfords & Sons, y superada la sorpresa de un grupo de ingleses ubicados cerca del escenario por el viaje de 14 mil kilómetros de un argentino para estar en el concierto, los ocho miembros de Arcade Fire subieron al escenario a las 20.45, cuando aún no había caido la noche.
El ritmo marcial de “Ready to Start” marcó el inicio del concierto y de inmediato, emocionado por el mar de gente que estaba enfrentando, el cantante y líder Win Butler anunció una modificación en el set list y arrojó sorpresivamente “Wake Up”, la canción más famosa del grupo, utilizada casi siempre para cerrar los shows. El sonido, algo bajo debido a las quejas de los vecinos -tal como viene ocurriendo en la Argentina- no impidió de ningún modo disfrutar las dos canciones siguientes: “No Cars Go” y “Haití”, que tienen no más de un puñado de años pero ya pueden considerarse clásicos imborrables.
Al promediar el concierto, los Arcade Fire arremetieron con otra sorpresa al interpretar por primera vez la canción “Speaking In Tongues”, uno de los dos bonus tracks que se incluirán en la edición de lujo de “The Suburbs”, que se publicará en agosto. “Esto debería llamarse cómo ensayar una canción ante 60 mil personas”, dijo Butler con una sonrisa al finalizar el tema.
Pese a que a esta altura de la gira se notaron en sus integrantes unas leves muestras de agotamiento, los miembros del grupo siguen desplegando su característica intensidad, intercambiando instrumentos y “sudando sangre”, como les gusta decir en las entrevistas en alusión a la entrega que hacen cada noche.
La imagen de Butler (el cerebro del grupo) sentado al piano para la emocionante “Crown of Love” se proyectaba en las pantallas gigantes ubicadas a los costados del escenario y también la de su esposa, Régine Chassagne (el corazón del grupo), mientras hace la percusión tras los parches. “The Suburbs” y “Rebellion” fueron dos de las canciones más coreadas por el público y “Power Out”, de su antológico álbum debut “Funeral”, marcó el final del show, justo en el momento en que la luz del día comenzaba a desparecer.
El público sabía que aún restaban tres grandes canciones de la discografía de Arcade Fire y obviamente fueron las elegidas para los bises. Primero “Keep The Car Running“, con Butler en la mandolina y Chassagne en el hurdy gory, y luego la fenomenal “Tunnels”. “Sprawl II” con su base electrónica y Chassagne en la voz principal determina el cierre del show tras una hora y cuarenta minutos y 17 canciones interpretadas.
Caminando sobre una alfombra de vasos plásticos, la multitud comenzó a retirarse pasadas las 22.30, mientras otra buena cantidad de fans se dirigieron directo a los puestos de merchandising. La
presencia de decenas de los característicos bus rojos de doble piso, taxis y una extensa red de subtes agilizaron la desconcentración del parque londinense.
presencia de decenas de los característicos bus rojos de doble piso, taxis y una extensa red de subtes agilizaron la desconcentración del parque londinense.
Pero quedaron algunas dudas quedaron flotando en el ambiente: ¿Se puede seguir siendo una banda de culto tras reunir a 60 mil personas en un concierto? ¿Logrará Arcade Fire ubicarse en esa fina línea entre le mainstream y el indie sin caer de lleno en ninguna de los dos espacios, como Radiohead y pocos más pudieron? ¿Este concierto puso en marcha el comienzo del fin del grupo? El próximo paso que den Butler y compañía comenzará a despejar esos interrogantes.
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