jueves, 8 de marzo de 2012

La tercera es la vencida

por Santiago Pérez Chiconi
El cantante y poeta británico, emblema del pop indie más sensible y refinado, Morrissey, se presentó ante más de 20 mil fanáticos en el club GEBA del barrio porteño de Palermo donde repasó clásicos de su carrera solista y un puñado de temas de The Smiths, la banda que lo hizo conocido en el mundo entero durante la década de los ochenta. Desde el plano estrictamente musical, este referente del pop indie inglés redondeó un gran show con las clásicas "Everyday Is Like Sunday", "You're The One For Me, Fatty", "How Soon is Now" y "There Is A Light That Never Goes Out", pero es cierto también que se guardó demasiadas gemas tanto de su carrera solista como de sus años en The Smiths.

Se trató de la tercera visita del legendario vocalista a la Argentina, tras sus presentaciones en 2000 y 2004, aunque esta reciente estadía de Steven Patrick Morrissey (su nombre completo) incluyó shows también en las ciudades de Mendoza, Córdoba y Rosario. Y como en las anteriores presentaciones, volvió a alimentar esa conexión de simultánea distancia y cercanía que tiene con sus admiradores, que veneran a rabiar a este artista rodeado por un aura mítica que supo construir a lo largo de tres décadas.
De 52 años de edad, el artista originario de Manchester ha guardado durante todos estos años, como pocas otras personalidades públicas pudieron, los aspectos principales de su vida privada y supo jugar con la prensa y descolocarla con declaraciones ambiguas sobre su condición sexual.
Pesimista incurable; poeta de los amores frustrados y no correspondidos; feroz crítico de la realeza británica; militante casi fundamentalista del vegetarianismo y férreo opositor al consumo de
carne y la matanza de animales, Morrissey ha tallado una figura única en la historia de la música y con sus originales letras logró la identificación de cientos de miles de personas en todo el mundo.
En primer turno tuvo lugar la presentación de la artista soporte traída por el propio Morrissey, la cantante estadounidense Kristeen Young, quien acompañada sólo de teclados y sintentizadores se destacó por su performance vocal con reminiscencias de Björk y Kate Bush. Luego se proyectó en el telón gigante del escenario una serie de video clips musicales seleccionados por el cantante, que incluyó a los New York Dolls, Nico y Brigitte Bardot entre otros artistas, hasta que a las 21.05 Morrissey se subió al escenario luciendo una camisa amarilla con volados, mientras que sus cinco músicos llevaban una remera con la inscripción "Odiamos a William y Kate", en alusión a los descendientes de la Corona inglesa.
Arrancó con un "clásico nuevo" de su trayectoria, el tema "First Of The Gang To Die" del disco "You Are The Quarry", de 2004, que revitalizó su carrera.  Una gran elección para abrir el fuego y desatar el coro del público, al igual que en la siguiente, la rockera "You Haved Kill Me", otra de sus canciones destacadas de su producción más reciente, extraída del álbum "Rangliders Of The Tormentors"
(2006).
Desde el inicio, la voz de Morrissey y el sonido de todos los instrumentos se percibió de manera impecable en todos los sectores del predio que estuvo divido en campo vip, campo trasero y una
tribuna-platea en un costado del escenario. "You're The One For Me, Fatty", de principios de los noventa, fue recibida como una de las favoritas de los fans, y ni que hablar cuando luego llegó el primer cover de The Smiths, la gloriosa "There Is A Light That Never Goes Out", con el guitarrista Jesse Tobias reproduciendo de gran forma los punteos del ex colaborador de Morrissey y gran violero de aquella banda, Johnny Marr. Pero el pico de emoción entre el público se produjo con la más famosa
de sus canciones solistas, la melancólica "Everyday Is Like Sunday", donde ni una de las 20 mil almas quiso quedar al margen del coro del estribillo.  Por su parte, Morrissey mantenía en los pasajes que no le tocaba cantar su típica pose de divo, con la frente bien en alto exhibiendo su jopo bastante más canoso que en las visitas anteriores, sumado a sus gestos y movimientos de brazos casi teatrales, como
cuando aplaude mirando al cielo.
En una primera mitad de show que concentró las canciones de mayor nivel, continuó intercalando temas nuevos ("I'm Throwing My Arms Around in Paris, "When Last I Spoke To Carol") con otros de sus primeros discos ("Ouija Board, Ouija Board, "Alma Matters"). La segunda parte del recital decayó con canciones no tan famosas como las mencionadas anteriormente, como "I Will See You In Far-Off Places", "I Know It's Over", de los Smiths, y "Black Cloud".
A esa altura la camisa amarilla ya había sido cambiada por una azul que después el artista se quitó en pleno escenario durante la gran balada "Let Me Kiss You", en la que quedó con el torso desnudo. Pero
de inmediato volvió a cubrirse con una camisa roja para presentar a sus músicos y además, como ya lo había hecho en Córdoba y Rosario", referirse al tema Malvinas: "Todos saben que los gobiernos no escuchan a la gente y todos saben que las Malvinas le pertenecen a la Argentina", dijo el cantante y de inmediato se ganó otra gran ovación.
La densa y clásica “Meat Is Morder”, su manifiesto contra el consumo de carne animal, fue acompañada con proyecciones de impresionables imágenes de vacas y pollos siendo sometidos en los mataderos. Estremecedora fue la versión de "How Soon Is Now", seguramente la canción más famosa de los Smiths, editada originalmente en 1985, y que marcó el final del show. Pero el cantante y sus músicos regresaron al escenario paa un único bis, "One Day Goodbye Will Be Farewell", que decretó el cierre del show tras una hora y media y 18 canciones interpretadas.
El público se retiró feliz de haber visto nuevamente a su adorado artista, aunque quedó flotando la sensación de que se echaron de menos varios clásicos (“Suedehead”, “The Last Of The Famous International Playboys”, “Irish Blood, English Heart”, “Panic” “This Charming Man”, y tantas más) que seguramente hubiesen elevado al show a la categoría de histórico.

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