por Santiago Pérez Chiconi
Tras su abrupta muerte en julio pasado por consumo desmedido de alcohol, finalmente se público el disco póstumo de la cantante Amy Winehouse. Hablamos de Lioness: Hidden Treasures, un álbum de 12 tracks tan desparejo como necesario, armado a base de un rejunte de canciones inéditas, covers y versiones alternativas de temas propios. Sin alcanzar el nivel de lo que hubiese sido propiamente un disco suyo, esta compilado permite revivir una vez más el poderío interpretativo de Amy y ese fuego sagrado de una de las mejores y más conmovedoras voces que dio la música popular contemporánea.