por Pablo Sieira
El estadio de River Plate es el epicentro de la adrenalina generada por la llegada de bandas internacionales. La mayoría de ellas desembarcan en el "gallinero" y, en 2011, será el turno de U2. Pero las últimas revelaciones sobre el estudio ambiental acerca del impacto de esos shows en la población puso ese concierto en riesgo. Y es que según explicó este jueves el ingeniero Jorge Linlaud, encargado de preparar el último relevo, las vibraciones por el pogo y el sonido "rajan los edificios" y generan en los vecinos "ataques de pánico" y hasta "mareos y vómitos". En tanto, la productora Time 4 Fun, organizadora de los últmos shows, advirtió que si las condiciones del lugar no mejoran, los irlandeses no vendrán.